lunes, 23 de abril de 2018

Doctor sueño.

Sus convicciones religiosas le costaron 30 dólares.
Siempre fue más de matar que de morir. Cargaba con mucho y no traía equipaje al bajar del bus.
Tan solo una botella.
Al beber de ella se percató de la luna llena. Recordó que solía mirarla antes del resplandor.
Hacía frío y en medio de un vendaval, todo se doblaba ante la fuerza del viento, todo alteraba su estructura y daba de sí.
Esa noche el diablo estaba azotando a sus mujeres.
Él miraba como si otro mundo le estuviera clavando la mirada en sus ojos.
No quería verlo pero lo hacía incluso con ellos cerrados.
Se situó y supo que uno está tan enfermo como sus secretos.
Pero los secretos a veces te eligen a ti.
Como un profeta, el mesías con un don terrible, mientras vive con ello lo destruye a él mismo, como una divina maldición.
Sobre el suelo destripando el alma de algún despistado todos miraban y escuchaban,
todos como dolientes sobre una tumba abierta.
Hablamos de hipersensibilidad.
Historias de utopías.
Vidas que transcurren sobre esas mismas autovías.
Mentes rotas que buscan una cuerda de huida.
Atarse al cuello las cuerdas de la cordura.
Borradores en bolsas de plástico o papel para paliar las noches y desvanecer los mensajes.
La mente es la pizarra.
Pregunta- ¿qué es el dolor?
Respondo: sólo es un sueño.
Envuelto en llamas en sábanas de lino,
sobre la vigilia yo vigilo tu sueño.
Tranquilo.
Sssh...
Estás como una crisálida.
A punto de estallar y renacer.

       

No hay comentarios:

Publicar un comentario