sábado, 20 de mayo de 2017

Yihad


El poder de
abrir puertas que nadie abre.

Racimos de palabras olvidadas en un cajón.

Fue culpa mía.
Te mentí.
Algo te mentí cuando te dije adiós.
Pero te juro que nada fue en vano.
Poner punto y final después de un te quiero, es cruel y brillante, es justo.
Nunca te he mentido. Me mentí a mí.
Pensé con el corazón, con la cabeza y
con mi especie de don.
Y no fallaron.
El corazón me avisó de que se me iba a escapar de las manos, quisiera o no.
La razón me decía que frenara.
Que tú no venías desnuda y desarmada, guardabas dudas como balas bajo la piel.
Y ese ojo clínico que no se equivoca, me gritaba que quiza eras tú la persona que sin querer buscaba, pero que fallaba yo, no estaba preparada para devolverte la suerte y la fortuna que mereces.
Te lo dije muchas veces.
Te lo dije.
Ojalá en otro momento, en otro lugar..
No he dudado ni un segundo
ni estando contigo ni sin ti de que eres casi perfecta para mí.
Que puedes cambiarme por dentro.
Que puedo enseñarte mi secreto.
Que tú y yo podemos parar el tiempo.
Pero jugabas sucio con tus miedos y tu caos, y yo iba a entrar a jugar y a pasarte por encima.
Guerra sucia, suicida y tóxica.
Lo sabías.
No es esa forma de vida la que quiero.
Aunque en el fondo te lo pidiera a gritos.
Necesito avanzar.
Tú sabes más de lo que muestras.
Tú sabes que mi mirada no miente ni mis palabras tampoco.
No supimos reaccionar.
No me miraste a los ojos y me dejaste ver todo eso que escribías, eso que me decías que sentías.
Me hubiera quedado seguramente errando.
No me arrepiento de nada.
No tienes ni idea de lo que para mí supones ¿sabes?
de lo cerquita que estás siempre, estás siempre en todo lo que me gusta.
No hay culpables porque aquí no hay víctimas.
Y mira que ha llovido desde entonces.
Y si quiero me sigues removiendo como el último día que estuviste.
Porque todo eso sigue intacto.
Porque no existe nada malo.
Culpa del tiempo y el espacio.
¿Sabes que es paradójico?
Que tú vomitas palabras explicativas en un folio, y me las dejas, esperando que calmen, y yo hago lo mismo pero me las guardo, y todo dentro y fuera se silencia cuando clavas tus ojos en los míos. Ahí somos dos niños. Solo hay verdad.
Cuando nos miramos me queda todo claro.
Sobran las palabras como la primera noche del resto de nuestras vidas cruzadas.
A ti no hay quién te borre, ni te nuble ni te apague.
Luz.
Sé que no me equivoqué porque aún no estando contigo,
quiero que rompas los muros,
quiero que le des esa luz y esa oscuridad a quién lo merezca,
quiero que veas tú y que vea todo el mundo lo mismo que vi yo.
Desde ese momento de comunión entre tus ojos y los míos,
yo podría recordarte quién eres por si lo olvidas.
Me da pena que tú no sepas quién soy yo.
Fliparías si estuvieras dentro de mí,
fliparías con mi castigo y mi virtud.
Si supieras de que está hecho mi mundo, la cantidad exacta de contradicciones,
o la profundidad de mis viajes interiores.
No te quedes en la superficie,
no te dejes llenar de pretextos,
da ese paso.
Lo siento si te hice daño en algún momento,
el universo es sabio,
tanto el placer como el daño es mutuo.
No sé si fui cobarde o valiente,
pero sé que yo hubiera apostado, puede que solo por hacerme el heroe.
La eternidad siempre parece demasiado, una vida juntas me habría bastado.
Para mí lo que fuera "lo nuestro" siempre fue secundario,
yo siempre miré por ti.
Eso se parece al amor.
Pregúntate.
¿Podrías decir lo mismo tú?


    
   


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