lunes, 23 de mayo de 2016

Tú dame aire eh..

     

Me costará menos describirte la parte del dolor, risueña, la felicidad a mi nunca me sacia, el dolor en cambio siempre me rebosó.
Tú dame aire.. sé que has venido para quedarte. Yo apenas me tambaleé, desnudé el relato antes de verlo, ya llevaba un disparo en el pecho, una muerte más que digna para un pirata con sarro en las encías, sabueso y maleante, con olor a taberna irlandesa, los pájaros de su cabeza la han dejado hueca, ya mira, se le ve la calavera.
Va sin rey, con mucha sed, con hambre, con el pecho abierto en silencio camina por las negras calles, él cuenta con una brújula que solo señala a lo que más desea, con una herida que nunca dejará de sangrar, con un don para hacer del amor cenizas, con la misma manera de correr delante del drama, la misma chispa inflamable en la mirada, del mismo modo llevando a rastras las cadenas.
Es así, dia tras dia librando la misma batalla.

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