Si te miro veo demasiado.
Poesía sin rima son tus gestos cotidianos.
Selva oscura y profunda si me pierdo en tus ojos.
Miel pura que bebo gota a gota de tus labios.
Hagas lo que hagas siempre te veo dentro de un cristal.
Escaparate a esos mundos tan vírgenes, preñados de libertad.
Cuando solo Dios te mira y nadie más,
tú le das sentido a lo ingrato de la vida.
Haces que todos los pasos sean acertados y dentro del caos te mantienes flotando suave.
Perdóname, pero aquí tú serás la puta si yo soy quién lo pague.
Ya no hay forma de frenarte.
Tienes razón, solo te quiero desangrándote.
No sé por qué vuelves a mí como la luna pálida y vuelvo a desatarme.
Estos niños solo saben de drogas, y a mí me gusta drogarme pero pensar y hablar de drogas me entristece.
¿Qué coño hago yo en un sitio como este..?
Nada bueno, debes tenerlo presente.
Yo solo busco tu cuerpo.
Ando perdida, de lío y vacía por dentro.
Bajo directamente al infierno y dejo salir al diablo entre palmas, quejíos y jaleos.
Por la mañana a gatas vuelvo al ejercicio.
Mientras salgo al exterior
me sacudo el fuego de las pestañas y me felicito por sobrevivir a la noche anterior.
Entonces tiro millas esperando el chaparrón, o buscando mi premio en forma de cupón.
La verdad es que te necesito más de lo que me gustaría, a altas horas, también menos de lo que muestro.
Que en verdad no me gustas.
Que solo hace frío.
Que yo tengo mucho cuento y que tú estás muy vacía.
Que es posible aún hacer cómo que no.
Pero llevas puesto el collar que te até al cuello.
Sé que te asusta lo mismo que te gusta y no es que yo no tenga miedo.
Lo que no tengo es tiempo.
Cariño, ya no me engaño.
¿Qué si estamos locos?
Nada jamás cortará el hilo que me une a ese milagro.
Me dejo flotar al filo y vuelvo tiritando, esperando que no preguntes demasiado y que me esperes con la piel caliente.
Regreso bailando.
Con un ramo precioso de pecados entre las manos.
Que fácil es hacerme feliz.. ahora solo quiero un poco más de esa mentira y un beso húmedo.
Dormir como huyendo, abrazándote.
Llenarme de ti.
Quedarme dormida sostenida en tu vuelo.
Ahora me tienes nena.
Me tienes cayendo.
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