Odio cuando me nublo pero al final no lluevo,
no puedo desbordarme en cualquier mirada, goteras en mis ojos,
ahora sécate las lágrimas, y ponte de rodillas, come las sobras con las manos,
lame las bandejas de plata,
saca tu lengua y lámete los dedos después,
échate en la alfombra
en medio de este gran salón,
crea una atmósfera con un gesto,
jura por Dios que me quieres,
escúpeme en la cara, rompe los jarrones, mea en el suelo, prende la ropa, voltea el reloj
y habla lenguas muertas, y sube las piernas
si entre ellas te estoy
amenazando yo,
no dejes de mirarme,
págame en efectivo,
hay pecado mortal en cada parpadeo, en cada roce, en cada gramo de aire, vuelca todas mis ganas, de estar, de huir,
negocia con mi moralidad y con mi verdad, cálame la mirada,
muerde el hueso, buscame el hueso debajo de la piel.
Si vas a acariciar, despacio,
hazlo con silencio, trátame como una obra de arte en forma de Atenea,
estilo jónico,
trazo limpio y delicado,
vísteme de desnudez,
abrígame,
y esculpe profundo, suave tu obra maestra,
calcúlame un valor, ves que me revalorizo con el tiempo,
tan solo una sábana fina preservando mi inocencia, y yo rogando que sigas..
solo quiero que no dejes de mirarme, libre en los ojos del que mira maravillado estoy necesitando de ti.
Expuesta solo para ti, frente a ti en una pared blanca impoluta..
Y si vas a golpear,
hazlo con rabia, maltrátrame como una puta con los restos de semen aún caliente en su cuerpo,
dame calor,
límpiame la nariz de escarcha,
arráncame la ropa,
y deja mi piel oliendo a culpa,
ponme un precio, ponme en oferta,
tan solo un chute hacia el infinito partiendo en dos mi inocencia, y yo gimiéndo que pares..
sólo quiero respirar y que entre el aire,
presa de la necesidad necesito de ti.
Espero y mido los clientes en dosis,
tirito de frío fumando, exhibida en una esquina manchada, sucia, pintarrajeada por graffitis.
Hazlo como quieras, demuestra que hay más de lo que me puedo esperar.
Tómate un minuto, respira y deja de suplicar, que odio que me pidas el sol
y yo que no llego, que yo odio cuando me nublo y chico, al final no lluevo.
martes, 31 de enero de 2017
miércoles, 25 de enero de 2017
sábado, 14 de enero de 2017
Es carne y azar. Pajas mentales.
Entendamos que el ser humano es la proyección que hace de uno mismo,
el reflejo que no existe para que lo mire nadie, se esconde de uno mismo..
lo que trasmite al mundo en silencio.
Tantas veces he querido buscar el eslabón perdido fuera,
tantas veces escribimos a mujeres,
lunas, y derroches, y solo es una excusa.
Tú que presumes de ser lógico y ateo, haces de tu religión a la mujer, a la droga, al delito,
al tiempo, a tus amigos, tus vínculos.. cualquier religión busca a un Dios,
Dioses para que cuando las cosas
no vayan tan bien
siempre tengas a quien culpar,
y el culpable nunca vista tu misma piel.
El mismo Dios te convence de la plenitud, de lo supremo.
Te dice que es sentirse lleno.
Te da el caramelo para ganar el derecho de quitártelo.
Lo que quiero decir es que sufrimos, en silencio tendidos sobre la cama,
acostados boca arriba cualquier noche, en parte por puro placer, en parte por necesidad,
que lloramos, con todo el cuerpo, y con el alma,
y vaya si sufrimos, pero no. Es racional. Es inventiva propia. Hablo del letargo que tiene el dolor como sufrimiento.
Incluso del dolor sin más.
Lo real es que todo lo que sentimos es proyectado por nosotros mismos,
todo lo que es, es de dentro a fuera.
Y fuera es la excusa, porque necesitamos encontrarle un trayecto y un por qué a lo que emerge y se proyecta.. creemos necesitar contestar ciertas preguntas sin aparente respuesta al alcance, cuando si nos preguntamos a nosotros mismos es porque realmente la respuesta siempre estuvo adentro. Creo que el veneno y el antídoto siempre está adentro. Creo que lo que te duele va contigo, nace de ti, es parte de lo que eres, igual que lo que crees que te salva, y te eleva. Lo de fuera es pura aritmética. Es el juego, la vida, es carne y azar.
Es mucho más fácil pararse un rato
cada dia a morir, y sufrir, hasta llegar a ver partida nuestra vida en dos por alguien, por algo, que analizar el real mecanismo de lo que eres, abrir puertas, asimilar que uno es tan solo el egocentrismo de lo que es para sí uno mismo. No hay más. Un circuito cerrado en forma de pensamiento antropológico egoísta, una espiral, una rueda de hamster, perooo no hay que temer, contamos con que la mente es infinita, puede llegar a voltear los ojos en sus propias cuencas y asi conseguir observarnos a nosotros mismos, estudiar el mecanismo y la estrategia, jugar con la materia, llegar a conocerse y anticiparse, esa es la virtud del hombre.
O vives mártir de tu condición humana, haces poesía, te metes hasta el fondo, caminas preguntándote continuamente a dónde vas, deshaces el nudo, y luego lo vuelves a liar, vives repleto de preguntas, te paras, retroceso, vuelves a pisar tus huellas, cambias tu tiempo por miradas, por fragmentos de vidas ajenas, y firmas por añorar todo esto después, o vives sin vender tu corazón, tan solo un gran amor propio, calculando el siguiente paso, siguiendo un reflejo cromado de uno mismo, dejando por el suelo los vínculos, la sensación de sangrar cuando es otro el que está herido como una droga de la que huyes, eres el segundo de tu lista justo después de ti mismo, disfrutas pero le pones final, sabiendo que un día todos sacos de huesos bajo tierra, sabiendo que muertos tengamos mucho más que ver.
La suerte, la existencia de mil encuadres con millones de ángulos, múltiples prismas para mirar con los ojos cerrados.
el reflejo que no existe para que lo mire nadie, se esconde de uno mismo..
lo que trasmite al mundo en silencio.
Tantas veces he querido buscar el eslabón perdido fuera,
tantas veces escribimos a mujeres,
lunas, y derroches, y solo es una excusa.
Tú que presumes de ser lógico y ateo, haces de tu religión a la mujer, a la droga, al delito,
al tiempo, a tus amigos, tus vínculos.. cualquier religión busca a un Dios,
Dioses para que cuando las cosas
no vayan tan bien
siempre tengas a quien culpar,
y el culpable nunca vista tu misma piel.
El mismo Dios te convence de la plenitud, de lo supremo.
Te dice que es sentirse lleno.
Te da el caramelo para ganar el derecho de quitártelo.
Lo que quiero decir es que sufrimos, en silencio tendidos sobre la cama,
acostados boca arriba cualquier noche, en parte por puro placer, en parte por necesidad,
que lloramos, con todo el cuerpo, y con el alma,
y vaya si sufrimos, pero no. Es racional. Es inventiva propia. Hablo del letargo que tiene el dolor como sufrimiento.
Incluso del dolor sin más.
Lo real es que todo lo que sentimos es proyectado por nosotros mismos,
todo lo que es, es de dentro a fuera.
Y fuera es la excusa, porque necesitamos encontrarle un trayecto y un por qué a lo que emerge y se proyecta.. creemos necesitar contestar ciertas preguntas sin aparente respuesta al alcance, cuando si nos preguntamos a nosotros mismos es porque realmente la respuesta siempre estuvo adentro. Creo que el veneno y el antídoto siempre está adentro. Creo que lo que te duele va contigo, nace de ti, es parte de lo que eres, igual que lo que crees que te salva, y te eleva. Lo de fuera es pura aritmética. Es el juego, la vida, es carne y azar.
Es mucho más fácil pararse un rato
cada dia a morir, y sufrir, hasta llegar a ver partida nuestra vida en dos por alguien, por algo, que analizar el real mecanismo de lo que eres, abrir puertas, asimilar que uno es tan solo el egocentrismo de lo que es para sí uno mismo. No hay más. Un circuito cerrado en forma de pensamiento antropológico egoísta, una espiral, una rueda de hamster, perooo no hay que temer, contamos con que la mente es infinita, puede llegar a voltear los ojos en sus propias cuencas y asi conseguir observarnos a nosotros mismos, estudiar el mecanismo y la estrategia, jugar con la materia, llegar a conocerse y anticiparse, esa es la virtud del hombre.
O vives mártir de tu condición humana, haces poesía, te metes hasta el fondo, caminas preguntándote continuamente a dónde vas, deshaces el nudo, y luego lo vuelves a liar, vives repleto de preguntas, te paras, retroceso, vuelves a pisar tus huellas, cambias tu tiempo por miradas, por fragmentos de vidas ajenas, y firmas por añorar todo esto después, o vives sin vender tu corazón, tan solo un gran amor propio, calculando el siguiente paso, siguiendo un reflejo cromado de uno mismo, dejando por el suelo los vínculos, la sensación de sangrar cuando es otro el que está herido como una droga de la que huyes, eres el segundo de tu lista justo después de ti mismo, disfrutas pero le pones final, sabiendo que un día todos sacos de huesos bajo tierra, sabiendo que muertos tengamos mucho más que ver.
La suerte, la existencia de mil encuadres con millones de ángulos, múltiples prismas para mirar con los ojos cerrados.
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