Tú dame aire eh..

     

Me costará menos describirte la parte del dolor, risueña, la felicidad a mi nunca me sacia, el dolor en cambio siempre me rebosó.
Tú dame aire.. sé que has venido para quedarte. Yo apenas me tambaleé, desnudé el relato antes de verlo, ya llevaba un disparo en el pecho, una muerte más que digna para un pirata con sarro en las encías, sabueso y maleante, con olor a taberna irlandesa, los pájaros de su cabeza la han dejado hueca, ya mira, se le ve la calavera.
Va sin rey, con mucha sed, con hambre, con el pecho abierto en silencio camina por las negras calles, él cuenta con una brújula que solo señala a lo que más desea, con una herida que nunca dejará de sangrar, con un don para hacer del amor cenizas, con la misma manera de correr delante del drama, la misma chispa inflamable en la mirada, del mismo modo llevando a rastras las cadenas.
Es así, dia tras dia librando la misma batalla.

Está muy fuera chico..

Que está más loca, está más cuerda que nunca, más consciente.. o más desnuda, más real, está aprendiendo a volar, a planear, a caer, aterrizar, que está viva, que siente, te contesto que no paraban de repetirse las mismas palabras en su boca, vendrán tiempos mejores. Que sí,
era crudo estar lejos de tu vientre, pero más escuchar desde la orilla muerta cómo sonaba la sonata póstuma, después de las flores,
de los amaneceres en tus manos le costó quitarse,
como me costó quitarme el vestido de dudas, que no me quedaba nada bien, lo supe después.
Cuando no quedan manos para apretar tu yugo, los niños huérfanos del andén, venimos a ver el final del sueño,
a valorar el amor verdadero,
a quemarropa, las despedidas, los desencuentros, la vida con el pecho al descubierto,
el tránsito, el camino, se hace al andar,
el paso, la huella del pie en la arena y el camino de estrellas,
aquí dentro orbitando mi planeta infinito
y al rededor tan tangible, bajo un sol efímero,
impasible despierta la Tierra.